Georges-Frédéric Roskopf
Esencialmente el sistema Roskopf se diferencia de los relojes mecánicos normales, de bolsillo o pulsera, en la supresión de la rueda de centro, y por la supresión de rubís (salvo en el eje de volante); con lo que se abarataba notablemente el precio del reloj, además se aprovechó la coyuntura de que la primera patente de Jean-Adrien Philippe sobre remontaje (dar cuerda a reloj) desde el pendiente del reloj (corona para dar cuerda al reloj y pulsador lateral para ponerlo en hora) acababa de pasar al dominio público (estamos hablando del año 1867). En definitiva, lo que hizo Georges-Frédéric Roskopf, fue simplificar al máximo posible el reloj mecánico, según se dice lo dejó en 57 piezas, frente a las 160 de los relojes de la época, procurando mantener la fiabilidad y resistencia del mecanismo. Contaba entonces 54 años y su idea era la de proveer de relojes a las clases populares y por eso llamó a su reloj “El Proletario”, pero consiguió además revolucionar la industria relojera suiza, a partir de ahí se abrió paso la fabricación masiva y en serie de movimientos mecánicos, que continua en nuestros días con los de cuarzo, por eso se compara a Roskopf con Henry Ford (el primero que fabrico coches en serie). El reloj recibió una medalla de plata en la Exposición Universal de Paris en ese año de 1867, a cuyo propósito, un descendiente de Abraham-Louis Breguet, Constan-Louis, comentó:
"Cómo proporcionar al obrero un reloj a bajo precio, para permitirle llegar al taller a la hora, ese era el problema. Fue resuelto por un fabricante relojero, el señor Roskopf, de la Chaux-de-Fonds, cantón de Neuchâtel en Suiza, que ha tenido un éxito completo desde el punto de vista de la calidad y el precio. Señores, el Comité, apreciando el servicio así prestado a las clases trabajadoras, tiene el honor de proponer que se den las gracias al señor Roskopf por su reloj del pobre y de concederle una medalla de plata. |