Abraham-Louis Breguet. El mejor relojero de todos los tiempos nació en Neuchâtel (Suiza) porque su familia de origen francés se había refugiado allí tras la revocación del edicto de Nantes. En 1762 se desplaza a Francia para formarse en el arte de la relojería en el taller que regentaba su padrastro, Joseph Tattet. Fue alumno de Jean Antoine Lepine. Paralelamente Abraham-Louis adquirió grandes conocimientos matemáticos e incluso colaboró con Claude Chappé en el perfeccionamiento de su sistema de telegrafía.
Se casa en 1775 con Cécile L'huillier, perteneciente a la burguesía parisina, y con la dote abrió su establecimiento de relojes en el Quai de l'Horloge, situado en el Île de la Cité parisino. Además de su taller parisino, Breguet fundó otro en Londres, que estuvo activo entre 1775 y 1787. Fue esta época la más fructífera.
Pudo entrar en la corte y en poco tiempo toda la nobleza europea se vanagloriaba de poseer un Breguet. Durante los años de terror de la revolución francesa el maestro tuvo que huir a Suiza en 1793 sospechoso de traición. Los relojes hasta esta fecha están firmados “Breguet A Paris” y todos los relojes posteriores a 1795 que tienen “A Paris” son falsos ya que en este año dejó de utilizar esta firma. Durante su estancia en suiza hasta 1795 (cuando el Comité de Salvación Pública le rehabilitó), Breguet se asoció con relojeros suizos que le proporcionaban maquinarias que luego ensamblaba y firmaba para poder en este tiempo abastecer a su clientela, careciendo de número de serie.
Excepcional artista e inventor, en cincuenta años registró una gran cantidad de patentes. No existe complicación relojera en la que Breguet no halla dejado su huella: del reloj de remontaje automático al calendario perpetuo, del antichoque para proteger el volante, el de repetición de minutos, del cronómetro musical 'Sympatique'. Pero, sin duda, la obra maestroa de Breguet sigue siendo el tourbillón que inventó en 1795 y que hizo patentar dieciséis años después. El objetivo de este sistema regulador es compensar la atracción de la gravedad terrestre sobre el volante realizando un giro completo por minuto.
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